lunes, 19 de diciembre de 2016

LA VERDAD

¿Qué es la verdad? Se define como aquella que se ajusta con los hechos o la realidad. Se trata de la autenticidad, veracidad o realidad. En una palabra, la verdad es la realidad. Se trata de cómo las cosas son en realidad. Dios el Padre es “el Dios de la verdad” (Sal. 31:5; Isa 65:16). Jesucristo está “lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). De hecho, Él es “la verdad” (14:6). El Espíritu Santo es “el Espíritu de verdad” (14:17, 15:26, 16:13). Pablo llama a las Escrituras “la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). Jesús oró: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Todo acerca de Dios es la verdad.

En cuanto a la doctrina y práctica, hay hombres que andan en la verdad y hay hombres que andan lejos de la verdad. Acerca de los hombres que andan lejos de la verdad, Pablo fue muy claro al afirmar que aunque tratan de esconder su carácter, en algún momento se manifiestan tal como son y dejan ver que son amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tienen apariencia de piedad, pero con sus actos niegan la eficacia de ella.


Este es el carácter de los hombres que no andan en la verdad. Por contraste, hoy nos corresponde dar un vistazo a los hombres que andan en la verdad. Uno de estos hombres es el apóstol Pablo. A pesar de ser bastante joven, Timoteo había pasado bastante tiempo junto a Pablo y en consecuencia Timoteo conocía muy bien a su maestro Pablo. En cierto sentido, Pablo va a decir a Timoteo: ¿Quieres saber cómo es un hombre que anda en la verdad? Pues mira mi carácter y conducta. Más aún, Pablo pudo haber dicho a Timoteo: Si tú quieres ser un hombre que anda en la verdad, imita mi carácter y mi conducta. Dicho esto, si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 2 Timoteo 3:10-13. Lo primero que vamos a encontrar en este pasaje bíblico es una descripción del carácter de los que andan en la verdad. 2 Timoteo 3:10 dice: “Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia”

Es como si Pablo estuviera diciendo a Timoteo: A ti te consta como soy yo. Entre las cosas que Pablo menciona acerca de su carácter es la doctrina que enseñaba. Pablo fue fiel al legado doctrinal que recibió del Señor Jesucristo. No se apartó ni a derecha ni a izquierda. Hablando a los ancianos de la iglesia en Efeso, les dijo lo siguiente según Hechos 20:27 “porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”. Pablo no era ese tipo de personas que hacen cualquier cosa que se presente en un momento dado. Pablo tenía un plan para seguir, metas para conquistar y con cada fibra de su ser se entregaba al cumplimiento de sus metas. Los propósitos de Pablo nunca fueron egoístas o centrados en sí mismo como ganar dinero, o prestigio o poder.

Si Usted está andando en la verdad, en Usted también deberían verse estas cualidades de carácter. Ahora bien, andar en la verdad no es sencillo. Tiene su esfuerzo. Por eso es que Pablo va a hablar del esfuerzo de andar en la verdad. 2 Timoteo 3:11-12 dice: “persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquia, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Esta es la parte que no nos agrada cuando se habla de andar en la verdad. De alguna manera nos hemos hecho a la idea que, si estamos en la verdad, Dios está obligado a premiarnos con salud, prosperidad y felicidad permanente. Pero no es así. Hay un esfuerzo y consecuencias que pagar para andar en la verdad. En el caso de Pablo, le significó soportar persecuciones. El mundo se ofende cuando ve a un creyente andando en la verdad y responde con persecución. Pablo lo vivió en carne propia y a manera de ejemplo cita los padecimientos que le sobrevinieron en Antioquia, en Iconio y en Listra. En Antioquia, Pablo y Bernabé fueron expulsados de la ciudad. Hechos 13:50 dice: “Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites”.

En Iconio, Pablo y sus acompañantes estaban a punto de ser afrentados y apedreados y tuvieron que huir a Listra. Hechos 14:5-6 dice: “Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina”. Quizá Usted esté pensando que la persecución ocurre solamente a personas del calibre espiritual de Pablo. Si es así me temo desilusionarlo, porque la persecución ocurre a cualquier creyente que ha decidido andar en la verdad. Pablo lo pone en palabras absolutamente claras: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. Esta es una profecía que se ha cumplido en todos aquellos que estamos esforzándonos por andar en la verdad.

Por último, en el pasaje bíblico que estamos estudiando tenemos el destino de los que persisten en no andar en la verdad. 2 Timoteo 3:13 dice: “mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. Los postreros días, o el tiempo entre la primera y segunda venida de Cristo, serán tiempos peligrosos según lo que ha dicho el apóstol Pablo. En este tiempo se levantarán hombres peligrosos que atacarán a la iglesia desde adentro. Estos malos hombres, como los califica Pablo, utilizarán el engaño como su arma para lograr sus fines. Serán hombres que por fuera lucen como hombres piadosos, pero por dentro son lobos rapaces. Estos hombres se multiplicarán a medida que se va acercando la segunda venida de Cristo. Por eso dice Pablo que irán de mal en peor. El engaño será mucho más sutil. Se engañarán a ellos mismos pensando que lo errado es lo verdadero. Tendrán una habilidad asombrosa para hacer creer la mentira y para ellos mismos creer en la mentira. 2 Tesalonicenses 2:11-12 dice: “Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean a la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.”

CONCLUSIONES Y DESAFÍOS
Hagamos una profunda reflexión, estamos del lado de la verdad de Jesús o del lado de la mentira. Seamos conscientes que estamos en tiempos peligrosos y debemos estar del lado de la verdad absoluta, divina y verdadera. Todo acto de mentira no proviene de Dios, levantemos un clamor a Dios para permanecer en su verdad y ser testigos de ella. Estudiemos su Palabra ahora más que nunca.

Dios les bendiga,


Pastor Alberto E. Petit P.


LA OBEDIENCIA

Obedecer es un deber de todos los que están bajo autoridad. Dios premia la obediencia con grandes bendiciones (Dt. 28:1-14). “Y todo lo hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Col 3:23-24). El término obediencia (del Lat. ob audire = el que escucha), al igual que la acción de obedecer, indica el proceso que conduce de la escucha atenta a la acción, que puede ser puramente pasiva o exterior o, por el contrario, puede provocar una profunda actitud interna de respuesta. Obedecer requisitos se realiza por medio de consecuentes acciones apropiadas u omisiones. Obedecer implica, en diverso grado, la subordinación de la voluntad a una autoridad, el acatamiento de una instrucción, el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que prohíbe.

La obediencia es la primera lección que debemos enseñar en el hogar. Efesios 6.1 nos dice lo siguiente: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. El modelo que el Señor estableció para la obediencia se refleja en el hogar, de allí nuestra entera disposición a defender la familia, como célula básica de la sociedad. Así como el Dios todopoderoso es nuestra máxima autoridad y debemos obedecerle, los hijos deben honrar y obedecer a sus padres.


Nuestra obediencia al Señor incluye enseñar a nuestros hijos a obedecer, igual a enseñar a nuestras comunidades el verdadero sentido de obedecer. Si nos sometemos a la autoridad de Dios mientras instruimos a nuestros hijos, ellos también aprenderán a seguir al Señor. Sin embargo, si les decimos que nos obedezcan, pero nosotros no guardamos los mandamientos de Dios, se darán cuenta de la contradicción que vivimos y optarán por desobedecer. Sé que habrá jóvenes sin padre o madre, o quizás sin un modelo de obediencia correcto, por lo que, en tal caso, les corresponde la tarea de romper con esa cadena de rebeldía e iniciar una vida de obediencia a Dios, su Palabra y las autoridades puestas por Él.

Una vida obediente no siempre es perfecta. No siempre tomaremos la decisión correcta, ni haremos todo lo que el Señor desea. Pero aquellos que desean obedecer a Dios, serán amonestados inmediatamente por el Espíritu Santo cuando actúen de manera incorrecta. Si vivimos llenos del Espíritu de Dios, nuestra primera reacción ante el pecado será la confesión y el arrepentimiento. Y si hemos ofendido a otra persona, nos acercaremos a ella y le pediremos perdón. Pero si dejamos ese asunto para otro día, puede que lo posterguemos por semanas, meses o años, y eso es desobediencia.
La rebelión es lo contrario a la obediencia. Como Dios es nuestra máxima autoridad, cada vez que escogemos desobedecer sus mandamientos, nos rebelamos contra Él. Samuel le dijo al pueblo de Dios: “Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres” (1 S 12.15). Esta es una valiosa enseñanza que debemos compartir con nuestros hijos, padres, hermanos, familias, vecinos. Los grandes problemas que hoy vemos en los hogares son consecuencia de que los padres han desobedecido al Señor y los hijos no obedezcan a sus padres, trayendo una serie de acontecimientos dañinos para las buenas relaciones.

La obediencia consiste en hacer lo que Dios nos dice, de la manera y en el tiempo que desea que lo hagamos. Si seguimos las instrucciones del Señor, nuestra vida será influenciada por ellas. Cada vez que enfrentemos situaciones difíciles, nos preguntaremos qué es lo que el Señor desea que hagamos. Por ejemplo, si alguien nos ofende, debemos recordar que Cristo nos enseña a perdonar a los demás. Aunque quizás no sepamos ningún pasaje bíblico de memoria, sabremos distinguir entre lo bueno y lo malo. Además, contamos con el Espíritu Santo que mora en nosotros para ayudarnos a escoger lo que es correcto. Si pecamos, es Él quien nos muestra lo que hemos hecho mal para que podamos arrepentirnos. Nunca podremos vencer el pecado con nuestras propias fuerzas, pero el Espíritu de Dios nos da el poder para vivir de acuerdo a su voluntad.

CONCLUSIONES Y DESAFÍOS

Piense en alguna ocasión en la que obedeció a Dios en medio de una situación difícil. ¿De qué manera obró el Señor en su vida?

Considere también alguna ocasión en la que fue desobediente o obedeció a Dios de manera parcial. ¿Qué consecuencias sufrió? ¿De qué manera se vio afectada su vida al seguir el sendero de la desobediencia?

Dios les bendiga,

Pastor Alberto E. Petit P.